Cuando más de un proceso es ejecutable, el Sistema Operativo debe decidir cual de ellos debe ejecutarse en primer termino. Esa parte del sistema operativo que debe de llevar a cabo esa decisión se llama planificador y el algoritmo que utiliza se llama algoritmo de planificación.
El planificador intenta conseguir con su administración de procesos lo siguiente:
Equidad: Garantizar que cada proceso obtenga su proporción justa de la CPU. Es decir, que ningún proceso llegue a apoderarse por completo de la CPU.
Eficiencia: Mantener ocupada la CPU al 100 %, esto con el fin de evitar los tiempos ociosos que pueda tener el CPU.
Rendimiento: Maximizar el número de tareas procesadas por hora, es decir, que el CPU pueda atender todos y cada una de las peticiones que le fueron hechas.
El planificador intenta conseguir con su administración de procesos lo siguiente:
Equidad: Garantizar que cada proceso obtenga su proporción justa de la CPU. Es decir, que ningún proceso llegue a apoderarse por completo de la CPU.
Eficiencia: Mantener ocupada la CPU al 100 %, esto con el fin de evitar los tiempos ociosos que pueda tener el CPU.
Rendimiento: Maximizar el número de tareas procesadas por hora, es decir, que el CPU pueda atender todos y cada una de las peticiones que le fueron hechas.
Para garantizar que ningún proceso se ejecute un tiempo excesivo, casi todas las computadoras tienen un cronómetro electrónico o un reloj incluido, que provoca una interrupción en forma periódica. En cada interrupción del reloj, el sistema operativo logra ejecutarse y decidir si el proceso que se ejecuta en ese momento tiene permiso de continuar o si tiene el tiempo suficiente en la CPU por el momento, para después suspenderlo para que otro proceso utilice la CPU. (Stephen Degler (2003). Administración de sistemas Linux.).
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